Fire Heart - Capítulo 2...'Gantú y Los Mil Fogones'

-¡Sabes que no deberías haber subido!-me gritaba mi padre mirándome severamente.
-Pero pa….
-¡Nada de peros!-me interrumpió alzando la voz.-Jashira…¿Cuántas veces te lo he dicho? No debes subir. Espero que esta sea la última vez que pase ¿Ok? La ÚLTIMA.-remarcó.-¿Me has entendido?
-Sí papá.-contesté mientras entornaba los ojos.
-Bien. Bueno Jashira, más te vale o si no algún día deberás atenerte a las consecuencias. Ahora, ya sabes lo que tienes que hacer.-concluyó.
-Sí papá.
Y después de darle la razón, me fui caminando firmemente.
¿¡Por qué mi padre tenía que ser tan gruñón!?
Vale…Sí…Había subido al Mundo Medio…¿¡Y qué!?
Sabía tener cuidado, no era tonta.
Nadie me notaría…No era invisible pero sería como si lo fuese.
Todo aquel que me viera, se olvidaría de haberlo hecho al instante por lo cual, ni siquiera le daría tiempo a reaccionar. Sí me habría visto pero simplemente no se acordaría. Un hechizo muy útil sobre todo para curiosos rebeldes como yo…El problema era que requería mucho poder y debilitaba mucho al que lo hacía.
A mí me había enseñado mi Maestro, Gantú, más conocido como ‘Alado’.
Gantú, conoce todo tipo de encantamientos, trucos y hechizos. Es un diablo muy sabio y respetado pero también temido…Dicen, que fue un ángel quien le enseñó esa magia…De ahí llega su apodo…Alado…
En una ocasión le llegué a preguntar si lo que decían sobre él era cierto pero él, solo me contestó ‘Yo no lo niego…Pero tampoco lo afirmo…Solo te digo que no debes creer a todo lo que se diga…De hecho, fue creyendo a una mentira como acabamos aquí…En el Infierno…’
La verdad, me sentía muy afortunada de tener a Gantú como Maestro…Recuerdo bien la vez en la que lo conocí…
Era pequeña…Siempre fui curiosa así que solía caminar por lugares para mí desconocidos en busca de cualquier cosa que llamase mi atención…
Mientras caminaba, pasé delante de una pequeña cueva...Tan pequeña y escondida que no me habría dado cuenta de que ahí se encontraba si no hubiese sido porque escuché una voz. Fue eso lo que me hizo voltear y buscar de donde procedía y fue entonces que vi la cueva. Quise mirar lo que había en su interior así que para poder hacerlo, tuve que agacharme…Dentro, la cueva era enorme…Alta, ancha, luminosa…Y en el centro…Estaba él…Gantú.
Estaba arrodillado, con la mano posada sobre el suelo...Tenía los ojos cerrados y parecía concentrarse en algo…De repente, pronunció unas extrañas palabras que no entendí y del suelo, árido y seco, salieron unos pequeños y bonitos hilitos verdes.
Mi asombro fue tal que no pude evitar decir:
-Woooooow.
Él se sobresaltó…Al parecer no se había dado cuenta de que lo estaba mirando. Luego me miró y extrañado y algo agitado me preguntó:
-¿Qué haces aquí niña? Déjame tranquilo y vete. No me gusta que me miren.
Pero yo estaba demasiado maravillada por lo que acababa de pasar y no había nada ni nadie que me sacara de eso.
Gateé hasta estar dentro del todo y al hacerlo, me levanté de golpe y volví a exclamar:
-¡Woow! ¿Qué es eso? ¿Cómo lo hiciste?
-¿No me has escuchado? VE TE.-remarcó.
-Eso es magia…¿Cierto? Yo estoy aprendiendo, sé hacer algunas cositas…¡Mira!-exclamé e hice aparecer una pequeña y elegante llamecilla de fuego en la palma de mi mano.-¡Mira!-repetí y empecé a correr hacia él orgullosa de lo que había hecho.
-Espera niña…Quieta…¡Quieta!
Pero yo seguí corriendo y justo cuando estaba casi ante él, tropecé y caí...Encima de esos hilitos verdes que con la llama, empezaron a arder.
Me fui hacia atrás observando con los ojos abiertos como platos y boquiabierta, como aquellos bellos hilitos ardían retorciéndose hasta ser quemados del todo.
-¡Te dije que estuvieras quieta!-me riñó algo enfadado por lo que había pasado. Yo me entristecí al instante. Él se dio cuenta, así que hizo desaparecer de su rostro el enfado, al parecer no le había agradado hacerme entristecer y con un tono más suave añadió-Debes tener más cuidado.
Pero yo seguía entristecida y arrepentida…Entonces, Gantú sonrió levemente en gesto de que no pasaba nada. Yo le devolví la sonrisa y le pedí disculpas.
Luego, estuvimos hablando. Yo le pregunté que qué era aquello verde que había hecho salir de la tierra y él me dijo que era algo llamado ‘Hierba’ …
-¡Yo también quiero hacer Hierba!-contesté.
Entre otras cosas también le pregunté que por qué estaba dentro de esa cueva…Él me dijo que era para practicar hechizos sin que nadie lo molestara.
Luego ya se hizo tarde, tenía que volver a casa…
-Me tengo que ir.-le dije algo apenada.
Me había caído bien así que me atreví a preguntarle que si al día siguiente volvería a estar allí…Dudó en contestar pero al final me dijo que sí.
-Pues mañana volveré. Quiero ver más de tus magias.
No pareció muy animado al saber aquello pero no me negó nada.
Y antes de salir de la cueva le dije:
-Me llamo Jashira.
Él sonrió y me contestó:
-Yo soy Gantú. Encantado.
Tras esto, volví a casa.
Después de ese día, empecé a ir siempre a aquella cueva a observar a Gantú. Sus hechizos me fascinaban…
Al pasar un poco el tiempo, me empezó a enseñar pequeños trucos muy fáciles de hacer que poco a poco, se convirtieron en trucos más complicados…Fue así como se convirtió en mi Maestro.
Él me había enseñado prácticamente todo lo que sabía sobre la magia…Todos los hechizos, encantamientos….Todo…
Incluso algún que otro hechizo secreto como por ejemplo el de que las personas se olvidasen de haberme visto…
También fue él el que me contó muchas de las historias del Mundo Medio, de los Ángeles y del Infierno.
Como ya dije, era muy sabio y conocía muchas cosas…Y yo creo y sé que lo que me ha contado, que para mí es mucho, en realidad es solo una pequeña y diminuta parte de todo su saber…

Seguí caminando…
Ni siquiera me había dado cuenta de haber entrado ya a la calle de los Mil Fogones, una de las calles más importantes de TODO el infierno ya que aquí, se establecía una especie de mercadillo permanente en el que vendían todo tipo de cosas...Desde alimentos hasta almas.
Sí…Almas…
Almas oscuras, almas malvadas que al salir de sus cuerpos se perdían y por alguna manera o de otra, entraban en el Infierno…
A lo mejor el aura de maldad y sufrimiento que envolvía el lugar las atraía como si fuese un imán...Maldad que atrae más maldad...
Aquí, una vez que entraban, algunos pequeños diablitos se encargaban de atraparlas y luego las vendían.
Las almas eran utilizadas como una especie de servidoras. Debían obedecer a todo lo que su Amo dijese. Realizaban todo tipo de tareas…Había almas cocineras, almas limpiadoras, almas cazadoras…Incluso almas mayordomo.
Estaban obligadas a obedecer aunque no quisieran ya que si no obedecían por sí solas, el poder de los diablos era mucho mayor, en realidad, sencillamente, las almas no tenían ningún poder por lo tanto, el diablo siempre mandaría sobre ellas.
Muchas almas, con el paso del tiempo, aprendían a realizar las cosas de su propia voluntad, aprendían a arrepentirse de cosas hechas en el pasado y poco a poco, parte de la oscuridad que en ellas reina, desaparece.
Pero esto no siempre pasaba…
A veces, eran los demonios los que compraban las almas y ellos las utilizaban para cosas oscuras y malignas porque como ya dije, sus pobres corazones no habían soportado tanto sufrimiento y se habían vueltos fríos y negros. En estos casos, las almas no se ‘limpiaban de la maldad’ por así decirlo, sino que se ‘ensuciaban’ incluso más…
Cuando esto ocurría en exceso, llegaban a ser peligrosas, se rebelaban a sus Amos y por alguna extraña razón, el poder de estos ya no influía sobre ellas.
Si pasaba, no había más opción que eliminarlas…
Y dirán…¿Cómo es posible matar a un alma? Ya está muerta…
Sí, eso era verdad…No se podían matar directamente pero había una manera de eliminarlas…
Las almas se capturaban y se encerraban en celdas totalmente cerradas hechas con lava y reforzadas con una capa de magia muy poderosa. Generalmente, era Gantú quien las recubría debido a su gran poder y a sus muchos conocimientos.
Poco a poco, día tras días, las almas se iban descomponiendo hasta que prácticamente, desaparecían…De ellas solo quedaba su núcleo, extremadamente debilitado, prácticamente muerto, y sus recuerdos.
Núcleo muerto y recuerdos, así ya no suponían ningún problema. Eran Almas Muertas. Hay quienes dicen, haber escuchado las voces de las Almas Muertas por breves y tenues segundos…Las voces que en realidad son simplemente voces de los recuerdos…
Es algo muy extraño y difícil de explicar, yo en realidad no conozco muy bien sus detalles, solo sé esto.
-¡Lágrimas de lava! ¡Lágrimas de lava recién cogidas!-exclamaba uno de los vendedores.
Yo lo miré.
-Hola Señorita…¿Quiere ústed Lágrimas de Lava?-preguntó persuasivo.
-No gracias. No me gustan-contesté cortante y seguí caminando. Las Lágrimas de Lava eran una especie de pequeñas gotas de agua que se formaban en la lava. Tenían un sabor muy fuerte y estaban muy calientes. Beber unas cuantas estaba bien pero si se bebían en exceso ocurría algo parecido a lo que en el Mundo Medio llaman ‘Emborracharse’.
Había mas vendedores y vendedoras anunciando sus productos e incitando a los que pasaban a comprarlos. Me habría encantado pararme y mirar alguna que otra cosilla pero no podía…
Bufé…
Ahora tenía que ir a confesarme ante Gallishj…

Hola! Soy Strelly...Bueno...Pues siento la demora...Estaba sin inspiración u.u
Pero bueno...Ayer...De repente, me entró un pizco y bueno, con ese pizco, pude escribir esto ^^
No me gusta mucho pero bueno...Algo es algo u.u

Chaao
Un beso
Saludos....Strelly&Andre :)